noviembre 03, 2010

Ecuatorianos entre los nuevos musulmanes

Septiembre 17, 2006

Texto: Jean Paúl Borja desde Nueva York, Marjorie Ortiz y María Alejandra Torres | Fotos: Jean Paúl Borja; Infografía: Tania Cuesta


Unos 36 mil latinoamericanos, entre ellos ecuatorianos, se han convertido al islam a partir del 11 de septiembre del 2001, en que la comunidad musulmana en EE.UU. intensificó la propagación del mensaje islámico.
Esta campaña surgió para contrarrestar las críticas al islam luego de que la facción terrorista Al Qaeda atacara las Torres Gemelas de Nueva York y, con ello, afectara la imagen de esta religión, que tiene 1.200 millones de fieles en el mundo. No obstante, la xenofobia repercutió en la difusión del mensaje entre norteamericanos, y encontró en los latinos "tierra fértil".

Algunos nuevos musulmanes, como el ecuatoriano Hernán Guadalupe, dicen que han hallado en el islam una mayor espiritualidad que en el cristianismo.

La túnica blanca, el kufi (gorro) y la barba de 14 centímetros lo convierten en el centro de las miradas cuando Hernán, hijo de  riobambeños que residen en Estados Unidos, camina por las calles de Nueva Jersey. Hace cinco años, justamente el 11 de septiembre del 2001, cuando ocurrió el ataque de la facción terrorista Al Qaeda hacia las Torres Gemelas en Nueva York, él "abrazó el islam" y se convirtió en musulmán.

Hernán, de 25 años y 1,65 metros de estatura, cree que Alá es el único Dios, que no existe la Santísima Trinidad, que Jesús es un profeta y que Mahoma es el mensajero de Alá. Así lo dijo en su profesión de fe, media hora después de los ataques. "Cuando vi que los edificios caían, pensé que esa gente que moría estaba viviendo su último día sin haber escogido a Dios, y yo que tenía tiempo  no lo hacía por capricho u orgullo, entonces un amigo musulmán me llevó a rezar con él y me convertí", explica.

En el mundo hay unos 1.200 millones de musulmanes, especialmente en Indonesia, Sudáfrica y en la región árabe.

Hernán, Jason, Álex Robayo, Linda, Diego y Juan son los nombres de algunos latinos que hoy asisten a las mezquitas norteamericanas. Los hombres usan el Kufi o turbante y las mujeres cubren su cabello con el velo, oran cinco veces al día, y practican el Ramadán (mes en que ayunan doce horas diarias, desde la salida hasta la puesta del sol).

Ellos, ex católicos o evangélicos, dicen que se acercaron al islam (de tendencia sunita, más democrática) a través de amigos que los invitaron a leer el Corán (biblia de los musulmanes) y porque aprendieron que no había tantos conflictos como en el cristianismo, donde, por ejemplo, la teoría de la evolución se opone a la de la creación.

"En el islam, se sabe que Dios creó al hombre, pero primero hizo a otras criaturas al comienzo de la Tierra", explica Álex Robayo, hijo de un quiteño y una puertorriqueña.

Además del cambio de espiritualidad, convertirse al islam implica transformaciones culturales que resultan más duras para las mujeres, quienes para cumplir las normas deben, por ejemplo, conversar poco con varones, evitar los saludos efusivos y procurar cubrirse el cabello con el velo cuando no estén frente a sus esposos. "Mi familia lo tomó muy mal, sobre todo por lo del velo", cuenta Linda Rodríguez, hija de puertorriqueños que colabora con las actividades de la comunidad musulmana.

Una de esas actividades, por ejemplo, fue la celebración por cuarto año consecutivo del Día de los Latinos Musulmanes, el domingo de la semana pasada. Este es un programa que se lo realiza la primera quincena de septiembre y que fue creado, según los latinos entrevistados, por el ecuatoriano Juan Suquillo, director del Centro Islámico del Ecuador, famoso entre los hispanos musulmanes en EE.UU.
Jason Pérez, puertorriqueño de 30 años y 9 en el islam, tiene una misión especial. Él viaja por las ciudades de EE.UU. identificando grupos de latinos, a veces ilegales. A ellos les enseña, por ejemplo, clases de inglés y les explica dónde están los sitios que ofrecen servicios gratuitos, incluso hospedaje o cómo manejarse en las diferentes ciudades. Cincuenta y dos de esos latinos a quienes ayudó, indica, se convirtieron luego al islam.

Su misión es conocida entre los musulmanes como Dawah (propagación del islam), que se ha fortalecido a raíz de los ataques del 11 de septiembre. Meses después, las comunidades musulmanas emprendieron jornadas públicas para que las personas, especialmente los latinos, conozcan a fondo el islam, "para que sepan que condenamos el terrorismo", incluso crearon páginas electrónicas en defensa del profeta Mahoma. Con los ciudadanos estadounidenses no latinoamericanos la tarea de difusión fue difícil debido a la xenofobia tras el ataque a las torres.

Como parte de las acciones del Dawah, el Centro Islámico del Ecuador, dirigido por Francisco Suquillo, creó la Organización Latinoamericana para la Difusión del Islam (Olpadi); también se conformó el Comité Internacional para la defensa del último Profeta (Cidup) en el 2003, además, una ecuatoriana fue promotora de Piedad (Propagación Islámica para la Educación y la Devoción a Alá el Divino).

Líderes como Suquillo piensan que los hispanos tienen gran parte de sus raíces en la España musulmana y que deben recuperar su verdadera identidad.

No obstante, la migración de católicos a filas del islam no ha pasado desapercibido para las autoridades religiosas de Estados Unidos, país que pierde cada año unos 100 devotos.

En Nueva Jersey, donde el 80% de los habitantes tiene origen hispano, las parroquias católicas ofrecen servicios bilingües e incluso trilingües, para asegurar cuando menos el acercamiento lingüístico a sus feligreses.

El obispo de Nueva Jersey, monseñor David Arias, reconoce que para la Iglesia Católica, "debido a lo numeroso de la afluencia de gente, no es fácil establecer relaciones personales como si se tratara de un pequeño grupo", algo que sí les es posible a las comunidades islamitas. 

FUENTE: Artículo publicado y realizado por el DIARIO "EL UNIVERSO"

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